La SADE Baradero - San Pedro tiene el agrado de comunicar el fallo de la XVII edición 2020/2021 del concurso literario Escritor Alfredo Cossi. El jurado, conformado por las escritoras Mirta Mantovani, Lilián Cheruse y Dora Dolcemelo, otorgó las siguientes distinciones en poesía:
sábado, 22 de enero de 2022
1º Premio: Elegía a mi madre, José L. Frasinetti. General Belgrano, provincia de Bs. As
ELEGÍA A MI MADRE
“Escribo en la casa;
Mi hijo duerme
Y yo escribo a escondidas,
No solo para no despertarlo.
Ahora puedo escuchar
A la lluvia sobre
Los baldes y las sogas”.
Irene Gruss
I
Había una mujer en el fondo más oscuro de las noches.
Una mujer de aguas consteladas sembrando el sueño manso de sus hijos,
cosechando vocales al asombro,
con la leche más negra del silencio aguando un arrorró de lunas llenas,
amando el desparpajo de la lluvia en la ventana abierta de algún jueves
donde se teje a punto cruz el día
y se lavan las ropas en el arroyo claro de la infancia
para nombrarse madre entre los hijos que azulan esos sueños de los hijos,
con el sol que se tiende entre los trapos,
con los niños que cazan mariposas sobre la flor abierta del poema,
diciéndome el poema con los ojos, con la piel de ceniza.
Había una mujer, insisto y digo: Una mujer más hembra que la noche.
Se desvelaba en sueño de hojarascas, templando la guitarra de la niebla,
amasándose el pan de cada día,
leudando la inocencia de los sueños que a veces brotan al fondo del amor.
No sé si ese dolor de la mujer que canta hundida en la mujer que fue la copla
es más hondo que el miedo a no parir
pero andaba en semifusas con el vivo resplandor de las estrellas,
zurciendo el laberinto de las aguas,
zurciendo el hijo roto en el disfraz de todas sus preguntas.
Porque sabía que en el aire, en el lenguaje ceniciento de la lluvia,
alguien cantaba más hondo las palabras descalzas.
Le dolía ese hombre, ese trozo de ser, ese bagual de sombras.
Lo había amado a pulpa abierta con la llaga encendida entre los dedos
con que se apunta al hambre.
Lo había imaginado volver, una y mil veces, en el anverso más sucio del espejo,
rimelándose el sueño y las pestañas,
mirándose más allá del agua muerta
como esperando a que las hierbas y las lluvias le amamanten los sueños del verano,
mientras los hijos crecen y las uvas más dulces de la parra maduran bajo el sol,
allá donde hay mujer para amar la mujer que sigue sola,
como una zorra hambrienta
que se queda a esperar
porque un día las frutas no serán ni ácidas ni verdes
y ella tendrá la osadía de cosechar en el amor lo que el amor madura.
Había una mujer en el fondo más oscuro de las noches.
Una mujer que cantaba en el poema como esos ríos de montaña o de llanura,
que en silencio o gritando entre las piedras, se acuestan en remansos
como un temblor de estrellas infinitas.
Había una mujer que susurraba la quimera más viva a la infancia de trompos y payanas.
Yo la miraba en silencio persignarse ante sus gatos y sus rosas.
Yo la miraba volver por la siesta más azul de los veranos para decirme: ¡hijo!
para bendecirme en el abrazo más cálido del silencio,
para decirme que si la vida fuga, que si la muerte viene
había una mujer en el fondo más oscuro de la noche…
Había una mujer de trigo y corazón y luna viva, lloviendo en los insomnios de la casa.
II
Pudo sentir el trueno entre las hojas más oscuras de sus noches.
Pudo sentir las aguas y el nido de añoranzas en los astros,
allí donde hay mujer. En el pájaro inasible del relámpago
destejía sus versos y borraba en el filo de una estrella esta orilla del mar y del poema
donde se nombra sola, descalza de otro adiós en la ceniza.
La resaca urdimbró por las arenas su preludio de insomnios.
Sin embargo, cantaba en la mujer que no era ella
y había otra mujer en el grito de sal de un espejismo
que hechizaba los versos y la lluvia.
Pudo sentir el trueno entre las hojas. Pudo sentir el trueno…
Sin embargo, no hay faros en la costa ni muelles en la playa de los sueños
en la hora en que los cuervos son gaviotas.
DE COBRE Y HUMO
NORBERTO RUBÉN CALUL
2° PREMIO
XVII Edición Concurso Escritor Alfredo Cossi SADE Región Baradero San Pedro
Sobre un lienzo azul celeste, que se tornara inconstante,
de cobre y humo el ocaso, pintó el final de la tarde
y de asimétricos tonos, tiñó el espejo de un cauce,
que corría hacia el poniente, como un torrente de sangre.
Un horizonte de trinos y aleteos incesantes,
puso voz y movimientos al letargo del paisaje;
la magia duró tan sólo lo que el sol sobre los árboles,
cuando en oscuros, la noche, lo acompañó hasta alejarse.
Engarzadas sobre un luto, tan negro como distante,
sin luna que los esconda, mil brillitos estelares,
se filtraron entre nubes que alertaban convocarse
para esperar la mañana con inclementes contrastes.
Sin pizca de cobres tintes, sólo con grises cambiantes,
la mañana fue de perros, la lluvia cambió el paisaje,
hasta el tiempo de la siesta, cuando, llantos celestiales,
pintaron un arco inmenso, de belleza inexplicable.
El día siguió su curso, el clima adecuó su traje
y de regreso el ocaso, mostró en el cielo sus artes;
con su paleta de luces, la de acuarelas vibrantes,
otra vez de cobre y humo, pintó el final de la tarde.
El Libro Sin Nombre
ANTONIO CALI
3°PREMIO
XVII Edición Concurso Escritor Alfredo Cossi SADE Región Baradero San Pedro
Las horas pasan
con cada uno
de sus minutos
y segundos
y me pregunto
dónde mueren
dónde detienen
su latido
qué se hace
de la vida
con la vida
golpeo una
de las tantas ventanas
de tu corazón
y escribo
sólo lo hago para vos y tu corazón
pero no hay nada
ni nadie dentro tuyo
nunca hay
calma en mí
sino un grave cansancio
es entonces
cuando los días son semanas
y es como hundir
piedras en el aire
el mar parece un río ancho
donde la noche no se detiene y pasa
fresca como un racimo de uvas al sereno
esta noche tan llena
de desconocidos tan vacía
de vos
ENTRE LA ESPINA Y LA ROSA (Tríptico)
ELENA PAHL
1° MENCIÓN
XVII Edición Concurso Escritor Alfredo Cossi SADE Región Baradero San Pedro
Gabriela Mistral
Apacibles manos
recuperan los gestos de otros días
la columna-cordillera
los pies furtivos de la errancia
y esa obstinación de rondas
de eterna primavera.
Siempre la plegaria
y un plumón de nido
rumorosa hierba
perfumando los colores…
Cumplida ya, la muerte
se aleja desterrada
no hay sombra que te abisme
ni exilio que te apague.
Un puente de arco iris
hace un guiño
te levanta…
Te aguarda un cántaro fresco
para tu sed no saciada.
Alfonsina Storni
Como leyenda inconclusa
dejas tu rastro en la arena
peinetas de madreperla
te peinan la cabellera.
Caracola
demorada
niña del agua
dormida
en un carrusel de olas
en un cortejo de espumas.
Fosforescencias de seda
de rota cristalería
y un relámpago de tigres
para tu casa marina.
¡Cuánta lumbre naufragada
en hambriento mar de espejos!
Una ronda de sirenas
te sujeta a los corales
mientras el viento
se lleva
tu cofia de azul rocío
un barco en una botella
y un poema
degollado.
Ni reinas, ni mendigas
No fueron reinas mendigas
ni mendigas coronadas.
Entre la espina y la rosa
Lucila- Gabriela
¡Viento!
Alfonsina
¡Marejada!
IN-CERTEZAS “Resistiré blindada en poesía”
MARÍA ROSA ROLÓN
2° MENCIÓN
XVII Edición Concurso Escritor Alfredo Cossi SADE Región Baradero San Pedro
Y tal vez …mañana
la lluvia salpique dulcemente
la vastedad del desierto
y el barro disperse
allá, a lo lejos,
sus mezquindades,
sus negras caras.
Y tal vez …mañana
el sagrado designio
vuelva en los vientos,
en la savia interna
de la burbujeante infancia
y arremeta la brisa
con los epitafios empolvados,
con los miedos ancestrales,
y con las cerradas jaulas.
Y tal vez… mañana
los gorriones trencen felices
sus vuelos eternos
despojados de dolores,
embriagados de tiempo,
colmados de sutiles encantos.
Y tal vez… mañana
septiembre renazca
en la memoria del instante,
en las raíces del amor,
en la hojarasca embrujada
de cada una de las intangibles utopías.
Y tal vez… mañana.
DÓNDE
VIRGINIA MARÍA AMADO
3°MENCIÓN
XVII Edición Concurso Escritor Alfredo Cossi SADE Región Baradero San Pedro
Quisiera saber dónde se guarda
el brillo, la colorida estridencia,
el encanto y el asombro.
Eso trémulo que se agita
en maravilla sutil como ninguna.
Dónde se guardan
la vibrante algarabía
el exacto sentir del regocijo.
Cómo le cuento a mi alma
si se estruja viendo la agonía,
que algo extraño está aconteciendo
entre la grama verde y el frágil aleteo.
Mi jardín no ríe y me acongojo;
me pregunto de qué manera será su renacer,
la magia de volver a ser,
el paso a paso, el límite infinito
la forma intacta de palpitar de unas alas….
Hago un hueco que cobija el mientras tanto
entre las hojas perennes del cafeto;
otras fulgurantes llegan libres, saltarinas,
de vibrante anaranjado y plata.
Revolotean por encima del jazmín
sin imaginar atardeceres mustios.
No sé en qué espacio mío poner lágrimas.
Sin ruidos, desde lo profundo, pienso:
dónde va una mariposa cuando muere.