sábado, 22 de enero de 2022

 La SADE Baradero - San Pedro tiene el agrado de comunicar el fallo de la XVII edición 2020/2021 del concurso literario Escritor Alfredo Cossi. El jurado, conformado por las escritoras Mirta Mantovani, Lilián Cheruse y Dora Dolcemelo, otorgó las siguientes distinciones en poesía:

1º Premio: Elegía a mi madre, José L. Frasinetti. General Belgrano, provincia de Bs. As.
2º Premio: De cobre y humo, Norberto Rubén Calul. Wilde, Partido de Avellaneda.
3º Premio: Libro inédito... Las horas pasan. Golpeo, Antonio Cali. Puerto Madryn, Chubut.
1ª Mención: Entre la espina y la rosa, Elena Pahl. Río Cuarto, Córdoba.
2ª Mención: In-certezas, María Rosa Rolón. Resistencia, Chaco.
3ª Mención: Dónde, Virginia María Amado. La Plata, Buenos Aires.
Los premios, que se enviarán por correo, consisten en una pintura para el Primer Premio y acuarelas para los siguientes distinguidos, realizadas por la artista plástica Jasmín Pérez.

La Comisión Directiva agradece a los jurados y a Antonio Willi por su tarea de coordinación en la recepción de los trabajos.


 1º Premio: Elegía a mi madre, José L. Frasinetti. General Belgrano, provincia de Bs. As


ELEGÍA A MI MADRE




“Escribo en la casa; 

Mi hijo duerme

Y yo escribo a escondidas,

No solo para no despertarlo.

Ahora puedo escuchar

A la lluvia sobre

Los baldes y las sogas”.

Irene Gruss

I

Había una mujer en el fondo más oscuro de las noches.

Una mujer de aguas consteladas sembrando el sueño manso de sus hijos,

cosechando vocales al asombro,

con la leche más negra del silencio aguando un arrorró de lunas llenas,

amando el desparpajo de la lluvia en la ventana abierta de algún jueves

donde se teje a punto cruz el día

y se lavan las ropas en el arroyo claro de la infancia

para nombrarse madre entre los hijos que azulan esos sueños de los hijos,

con el sol que se tiende entre los trapos,

con los niños que cazan mariposas sobre la flor abierta del poema,

diciéndome el poema con los ojos, con la piel de ceniza.

Había una mujer, insisto y digo: Una mujer más hembra que la noche.

Se desvelaba en sueño de hojarascas, templando la guitarra de la niebla,

amasándose el pan de cada día,

leudando la inocencia de los sueños que a veces brotan al fondo del amor.

No sé si ese dolor de la mujer que canta hundida en la mujer que fue la copla

es más hondo que el miedo a no parir

pero andaba en semifusas con el vivo resplandor de las estrellas,

zurciendo el laberinto de las aguas,

zurciendo el hijo roto en el disfraz de todas sus preguntas.

Porque sabía que en el aire, en el lenguaje ceniciento de la lluvia,

alguien cantaba más hondo las palabras descalzas.

Le dolía ese hombre, ese trozo de ser, ese bagual de sombras.

Lo había amado a pulpa abierta con la llaga encendida entre los dedos

con que se apunta al hambre.

Lo había imaginado volver, una y mil veces, en el anverso más sucio del espejo,

rimelándose el sueño y las pestañas,

mirándose más allá del agua muerta

como esperando a que las hierbas y las lluvias le amamanten los sueños del verano,

mientras los hijos crecen y las uvas más dulces de la parra maduran bajo el sol,

allá donde hay mujer para amar la mujer que sigue sola,

como una zorra hambrienta

que se queda a esperar

porque un día las frutas no serán ni ácidas ni verdes

y ella tendrá la osadía de cosechar en el amor lo que el amor madura.

Había una mujer en el fondo más oscuro de las noches.

Una mujer que cantaba en el poema como esos ríos de montaña o de llanura,

que en silencio o gritando entre las piedras, se acuestan en remansos

como un temblor de estrellas infinitas.

Había una mujer que susurraba la quimera más viva a la infancia de trompos y payanas.

Yo la miraba en silencio persignarse ante sus gatos y sus rosas.

Yo la miraba volver por la siesta más azul de los veranos para decirme: ¡hijo!

para bendecirme en el abrazo más cálido del silencio,

para decirme que si la vida fuga, que si la muerte viene

había una mujer en el fondo más oscuro de la noche…

Había una mujer de trigo y corazón y luna viva, lloviendo en los insomnios de la casa.

II

Pudo sentir el trueno entre las hojas más oscuras de sus noches.

Pudo sentir las aguas y el nido de añoranzas en los astros,

allí donde hay mujer. En el pájaro inasible del relámpago

destejía sus versos y borraba en el filo de una estrella esta orilla del mar y del poema

donde se nombra sola, descalza de otro adiós en la ceniza.

La resaca urdimbró por las arenas su preludio de insomnios.

Sin embargo, cantaba en la mujer que no era ella

y había otra mujer en el grito de sal de un espejismo

que hechizaba los versos y la lluvia.

Pudo sentir el trueno entre las hojas. Pudo sentir el trueno…

Sin embargo, no hay faros en la costa ni muelles en la playa de los sueños

en la hora en que los cuervos son gaviotas.


 DE COBRE Y HUMO

NORBERTO RUBÉN CALUL

2° PREMIO

XVII Edición Concurso Escritor Alfredo Cossi SADE Región Baradero San Pedro




 Sobre un lienzo azul celeste, que se tornara inconstante,

de cobre y humo el ocaso, pintó el final de la tarde

y de asimétricos tonos, tiñó el espejo de un cauce,

que corría hacia el poniente, como un torrente de sangre.

Un horizonte de trinos y aleteos incesantes,

puso voz y movimientos al letargo del paisaje;

la magia duró tan sólo lo que el sol sobre los árboles,

cuando en oscuros, la noche, lo acompañó hasta alejarse.

Engarzadas sobre un luto, tan negro como distante,

sin luna que los esconda, mil brillitos estelares,

se filtraron entre nubes que alertaban convocarse

para esperar la mañana con inclementes contrastes.

Sin pizca de cobres tintes, sólo con grises cambiantes,

la mañana fue de perros, la lluvia cambió el paisaje,

hasta el tiempo de la siesta, cuando, llantos celestiales,

pintaron un arco inmenso, de belleza inexplicable.

El día siguió su curso, el clima adecuó su traje

y de regreso el ocaso, mostró en el cielo sus artes;

con su paleta de luces, la de acuarelas vibrantes,

otra vez de cobre y humo, pintó el final de la tarde.

El Libro Sin Nombre

ANTONIO CALI

3°PREMIO

XVII Edición Concurso Escritor Alfredo Cossi SADE Región Baradero San Pedro





Las horas pasan

con cada uno 

de sus minutos

y segundos

y me pregunto

dónde mueren

dónde detienen

su latido

qué se hace 

de la vida

con la vida

golpeo una

 de las tantas ventanas

de tu corazón

y escribo

sólo lo hago para vos y tu corazón

pero no hay nada

ni nadie dentro tuyo

nunca hay

calma en mí

sino un grave cansancio

es entonces

cuando los días son semanas

y es como hundir

piedras en el aire

el mar parece un río ancho

donde la noche no se detiene y pasa

fresca     como un racimo de uvas al sereno

esta noche      tan llena

de desconocidos     tan vacía

de vos 

 ENTRE LA ESPINA Y LA ROSA (Tríptico)

ELENA PAHL

1° MENCIÓN 

XVII Edición Concurso Escritor Alfredo Cossi SADE Región Baradero San Pedro




Gabriela Mistral

Apacibles manos 

recuperan los gestos de otros días

        la columna-cordillera

        los pies furtivos de la errancia

        y esa obstinación de rondas

        de eterna primavera.

Siempre la plegaria

y un plumón de nido

rumorosa hierba

perfumando los colores…

Cumplida ya, la muerte

se aleja desterrada

no hay sombra que te abisme

ni exilio que te apague.

Un puente de arco iris

          hace un guiño

          te levanta…

Te aguarda un cántaro fresco

para tu sed no saciada.

Alfonsina Storni

Como leyenda inconclusa

dejas tu rastro en la arena

peinetas de madreperla

te peinan la cabellera.

Caracola

                  demorada

niña del agua 

                    dormida

en un carrusel de olas

en un cortejo de espumas.

Fosforescencias de seda

de rota cristalería

y un relámpago de tigres

 para tu casa marina.

¡Cuánta lumbre naufragada

en hambriento mar de espejos!

Una ronda de sirenas

te sujeta a los corales

mientras el viento

                   se lleva

tu cofia de azul rocío

un barco en una botella 

y un poema 

                        degollado.

Ni reinas, ni mendigas

No fueron reinas mendigas

ni mendigas coronadas.

Entre la espina y la rosa

Lucila- Gabriela

                            ¡Viento!

Alfonsina

                ¡Marejada!

 IN-CERTEZAS                                                               “Resistiré blindada en poesía”

MARÍA ROSA ROLÓN

2° MENCIÓN

XVII Edición Concurso Escritor Alfredo Cossi SADE Región Baradero San Pedro




Y tal vez …mañana

la lluvia salpique dulcemente

la vastedad del desierto

y el barro disperse

allá, a lo lejos,

sus mezquindades,

sus negras caras.

Y tal vez …mañana

el sagrado designio

vuelva en los vientos,

en la savia interna

de la burbujeante infancia

y arremeta la brisa

con los epitafios empolvados,

con los miedos ancestrales,

y con las cerradas jaulas.

Y tal vez… mañana

los gorriones trencen felices

sus vuelos eternos

despojados de dolores,

embriagados de tiempo,

colmados de sutiles encantos.

Y tal vez… mañana

septiembre renazca

en la memoria del instante,

en las raíces del amor,

en la hojarasca embrujada

de cada una de las intangibles utopías.

Y tal vez… mañana.

 DÓNDE

VIRGINIA MARÍA AMADO

3°MENCIÓN

XVII Edición Concurso Escritor Alfredo Cossi SADE Región Baradero San Pedro



Quisiera saber dónde se guarda

el brillo, la colorida estridencia,

el encanto y el asombro.

Eso trémulo que se agita

en maravilla sutil como ninguna.

Dónde se guardan

la vibrante algarabía

el exacto sentir del regocijo.

Cómo le cuento a mi alma

si se estruja viendo la agonía,

que algo extraño está aconteciendo

entre la grama verde y el frágil aleteo.

Mi jardín no ríe y me acongojo;

me pregunto de qué manera será su renacer,

la magia de volver a ser,

el paso a paso, el límite infinito

la forma intacta de palpitar de unas alas….

Hago un hueco que cobija el mientras tanto

entre las hojas perennes del cafeto;

otras fulgurantes llegan libres, saltarinas,

de vibrante anaranjado y plata.

Revolotean por encima del jazmín

sin imaginar atardeceres mustios.

No sé en qué espacio mío poner lágrimas.

Sin ruidos, desde lo profundo, pienso:

dónde va una mariposa cuando muere.

viernes, 7 de enero de 2022