Reflexión por Josefa Prada.
Los libros, textos, poesías, cuentos, relatos, novelas, son cuerpos, cuerpos de palabras para explorar.
Los libros, textos, poesías, cuentos, relatos, novelas, son cuerpos, cuerpos de palabras para explorar.
Escribir para mostrar narrando no es un
cuento, hay que saber escribir, leer, escuchar, imaginar, transportarse. …obvio
que la narración oral es un incentivo y es dulce recordar nuestros cuentos
infantiles o acaecidos hechos adultos, dichos por buenos decidores. Es un
atrapante estímulo la leyenda de la palabra, para acercarnos a los libros por
aprender más.
Narrar es el acto de comunicación por
el que, en simultáneo, disfrutan el narrador y
el oyente.
En cuanto a comenzar a escribir, está primero el
acto mismo de escribir, más tarde, existe la posibilidad de que esa escritura
vaya tornándose, transformándose por el trabajo, en literatura.
Escribir es una contradicción, a veces un sin
sentido, es también un no hablar, es callar, es aullar sin ruido, para poder
decir, luego de escuchar mucho. Porque un libro es lo desconocido, que crece,
se alimenta de la sangre de los que lo leen, avanza hacia su propio destino y
su creador, el autor ruega que el libro hable, diga, cada vez que es leído.
Para los bibliotecarios, manos guardianas de los
libros el lector no es una especie de hermano mudo y pobre que acompaña al
escritor en silencio y haciendo que sí con la cabeza. El lector habita,
enriquece, hace que el texto acontezca.
Sin lectores no hay escritura. La historia de la
literatura, la historia de la crítica, no es la historia de la escritura, sino
de las lecturas, las lecturas en sus múltiples y distintos momentos.
Si se habla de la soledad del que escribe hay que
ver asimismo la soledad del que lee. El que lee también está solo, imponiendo
su propio estar, su ser, su ritmo, demorándose todo lo que quiera, puede volver
atrás, adelantarse, abandonar, o comenzar por el final.
Así, el que escribe está con un lector que no está
presente, pero es del destinatario, es para quien se escribe. Desde este punto
de vista, el lector visto desde ahí, es puro futuro, una promesa, y siempre lo
será.
Para el lector en cambio, el escritor es pasado, es
ausencia, es el que una vez hizo ese texto.
Sólo el texto está todo el tiempo presente,
presente con el escritor, presente con el lector, es ese lazo – puente de
intercambio que va y que viene, que los une y los separa al mismo tiempo.
Entre el escritor y el lector se reparten las
ausencias. Cada uno esconde el cuerpo cuando el otro lo pone. Lo que queda es
esa corporalidad de palabras reunidas en un libro que permanece o no.
La feria es la fiesta, la reunión, el saludo, el
mercado, el encuentro entre el escritor, el lector y sus protagonistas: los
libros.
Baradero,
septiembre 26 y 27.
Memoria fotográfica:
Presentes en el stand: Mabel Messina, Ulises Messina, Dora Dolcemelo, Silvia Pezzini, Vilma Di Sanso, María Celia Cabreros, José Luis Gaetano,Verónica Gussoni, Luna Gussoni.
La Comisión organizadora de la feria entrega un reconocimiento a la SADE
Con gran éxito se desarrolló la Feria del libro Baradero 2013. El stand de la SADE Baradero-San Pedro estuvo muy concurrido. En la noche del viernes el escritor Federico Jeanmaire le dio un cierre merecido a las dos jornadas.
Federico Jeanmaire habla arropado en el stand de la SADE